Galápagos (y X)

Ya hace más de medio año del viaje a Galápagos. Desde entonces, he ido recuperando fragmentos poéticos, pequeñas esencias, sensaciones e imágenes que quiero que perduren. Miro el mapa y pienso en lo maravilloso que es el mundo. En lo terrible, cruel, punzante y dolorosamente bello que es el planeta en el que vivimos. En lo que es y en lo que se está convirtiendo. Pienso en los porqués de la existencia humana. En las migraciones masivas. En las señales de constante guerra, abierta u oculta. En la inexplicable avaricia de algunos. En el sufrimiento de muchos.

Me siento una diminuta gota aislada, sin capacidad para rescatar al niño ahogado, sin armas para luchar contra la intransigencia, el odio, el miedo a lo diferente… Me siento fugaz en este mundo inquieto que vota.

Sí. Que vota.

Cuando todas estas sensaciones me abruman y no sé cómo enfrentarme a las certezas de la estupidez y la brillantez humanas, solo me queda la naturaleza. Hermosa y atroz. Intransigente y fiera. Creadora y destructora. Sin juicios. Sin moral.

Supongo que, paradójicamente, solo volviendo a las esencias puedo sentir algo de liberación. Algo de paz. La naturaleza nos mira, o tal vez no. Tal vez solo nosotros la miremos a ella. En este diminuto punto azul pálido en el que nos sostenemos, como un suspiro abandonado en el cosmos.

Galápagos.

Enlaces a los posts sobre las Galápagos:
Galápagos (I)
Galápagos (II)
Galápagos (III)
Galápagos (IV)
Galápagos (V)
Galápagos (VI)
Galápagos (VII)
Galápagos (VIII)
Galápagos (IX)

2 comentarios

  1. […] Y me he puesto a pensar en qué narices habré hecho yo para merecer tal honor. He tenido que hacer una revisión crítica que no me ha llevado a ninguna gran conclusión (tienen que ver al resto de premiados para comprender mi desazón). En este proceso de autorevisión me he puesto a releer algunas de las cosas que he escrito en este blog en los últimos siete años y me he dado cuenta de algo: Siempre[en]medio ha sido mi casa, mi rincón, mi espacio para poder decir lo que me ha dado la gana, para dar voz a esa rabia, para maldecir y alabar, para contar y explicar, para lamentarme y alegrarme. […]

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