Lo llaman democracia Y NO LO ES

Parece que no hayamos aprendido nada del 15M. Yo creía que ese movimiento había venido a demostrar la importancia de la movilización ciudadana, de la lucha por nuestros derechos: de nuestra lucha. Por nosotros mismos y sin representaciones. Fuera políticos, sindicatos, siglas, banderas e incluso ideologías. Mientras el espíritu del 15M crecía leí a alguien en internet que decía lo siguiente: «El siglo XX fue el siglo de la protesta; el siglo XXI debe ser el siglo de la desobediencia».

Si algo se ha demostrado en estos últimos años (la crisis lo puso de manifiesto pero ya venía de mucho antes) es que la democracia representativa ya no funciona o, al menos, no cumple con su cometido. Que es necesario un cambio profundo en nuestro modo de vida y nuestras prioridades; desobedecer ante las leyes injustas, ante los abusos policiales, ante los decretazos, los puestos a dedo y las irresponsabilidades de esos políticos que ya sólo se representan a sí mismos y al nuevo orden mundial. Menos protesta y más desobediencia, más sacrificios, más responsabilidad social, más valentía.

Pero de pronto surge un nuevo partido político de los rescoldos aún calientes de ese 15M y volvemos a depositar nuestra fe y nuestra esperanza en otros, en nuevos políticos. Volvemos a delegar nuestra responsabilidad, cambiando el lema  «lo llaman democracia y no lo es» por «tal vez vuelva a ser democracia si nos gobiernan otros». Y el Gobierno actual, elegido por la mayoría de votantes en las últimas elecciones, toma decisiones como permitir las prospecciones petrolíferas en Canarias y la masa vuelve a quejarse, a pedir movilizaciones y protestas cuando nunca debimos abandonar las calles.

Nopetroleo

No se si Podemos podrá cambiar algo en el futuro; hay cosas de ellos que me ilusionan y otras que me cargan y me producen desconfianza. Lo que sí se es que nosotros, los ciudadanos sí podemos. Mientras muchos españoles ahora se dedican a esperar a ver si en las próximas elecciones -o en las siguientes, o en las posteriores a esas- hay un cambio ideológico y metodológico en nuestros gobernantes y se dedican a pedir a la gente que vaya a votar, que ejerza su derecho en una democracia que ha dejado de serlo, yo sigo fijándome en los mineros de León o de Asturias y sus luchas, a la PAH y sus concentraciones antidesahucios o sus escraches, a los vecinos de Gamonal o a los del barrio barcelonés de Sants y pensando que ese es el camino: la lucha, la desobediencia y una democracia participativa y no representativa. Si a usted, querido/a lector/a eso le parece justificar la violencia, entonces es como el tonto que en lugar de mirar a La Luna mira al dedo acusador. Yo no justifico la quema de contenedores o las agresiones, justifico la lucha y la desobediencia ante las injusticias como única manera de cambiar las cosas. Ni más, ni menos.

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