Historia de un estuche

Cuando era un niño, dibujar era lo que más me gustaba. No paraba de hacerlo, pintaba por todas partes lo que se me ocurría; los márgenes de los libros de texto se me quedaban cortos. Así que un día indeterminado entre los 9 y los 10 años, mis padres me regalaron un estuche Pelikan de dos pisos. Era azul con cremallera, no me separaba de él. La auténtica caña. Diríase que me sentía realizado, si es que un niño puede llegar a tales.

Pasadas unas semanas, y dado que lo de ‘to lo que tengo de grande lo tengo de patoso’ no es precisamente cosa de hoy, lo perdí.

Tras contárselo a mis padres, a la tarde siguiente me llamaron y se sentaron frente a mi; cuando, avergonzado, creí que me iban a regañar, me plantaron un estuche igualito en las manos. El mismo, nuevo. No vamos a permitir que dejes de dibujar por un despiste. Te pedimos que continúes haciéndlolo.

Hoy me dedico a la publicidad. No paro de crear, las servilletas de los bares se me quedan cortas. Lo disfruto cada día, seguramente porque no dejé de dibujar. Diríase que me siento realizado, si es que un publicista puede llegar a tales (con la que está cayendo).

Por algún lado leí: trabaja en algo que te apasione, y no trabajarás en toda tu vida. Aquella tarde, con su confianza y su impulso, mis padres me regalaron mucho más que un estuche.

10 comentarios

  1. Bonikooooo!!!!!
    Yo también tuve estuche de colores y …. cómo me dolía cuando alguno comenzaba a dejar de pintar. Hasta alcohol y lo que encontraba le echaba a la esponja para seguir pintando.

  2. Ahora mi estuche es plateado y en vez de un pelícano lleva una manzana mordida, pero me lo regalaron con 10 años. Junto con todo eso que me hace feliz!

    • jajajajja buena solo pogo un comentario para responder yo igual tengo un estuche es plateado pero no es con manzanas es con goku i don like a goooo…..and like five and lewis y gemel and y goku and kings zencquiu-……jejejejejej

  3. A mi no me regalaron mi afición. Mi padre las compraba no sabíamos muy bien por qué y sin ningún criterio a las caja de ahorro, que en aquella época distribía libros. Me sentaba en el despacho de mi padre, a quien no he visto en mi vida con un libro en las manos, y con diez años leía cosas que ahora no recomendaría ni a mis compañeros de 40. Lei cosas que nunca entendí y que jamás entenderé… pero las leí. No me dedico profesionalmente a leer (que es lo que verdaderamente me apasiona), sino a escribir para que otros lean. No se puede tener todo.
    PD: en una edición del Quijote que hay en mi casa, en la primera página pone mi nombre y el a´ño en el que me lo leí, 1980

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