Sor feminista

La que se ha liado en las redes (busquen «Sor Feminista» en tuiter). Resulta que hoy en día no se puede una ni menear. Ni quejarse. Ni opinar sobre «-ismos» de ningún color. «Naíca». Ni decir que no te gusta cómo alguien defiende su causa (su/mi/nuestra) porque es demasiado agresiva para tu gusto. Que sí, que estas posturas son necesarias. Me parece bien. Pero tengo derecho a opinar lo contrario. Y me expongo al hacerlo. Pues vale, me expongo. Ahí va:

A mí tampoco me gusta el estilo actual de Barbijaputa. ¿Me parece necesario? Sí, porque tiene que haber de todo y cumple su función: llamar la atención sobre un problema más que real de injusticia y desigualdad social. ¿Me gusta? Depende. En algunos casos (la mayoría), me espanta y me parece agresiva. Pero oigan, es mi opinión. Nada más que eso. El mundo puede seguir girando.

Yo no sé lo que es ser feminista de libro (aquí mi colega Beatriz me puede vapulear). No me digan que debo saberlo por ser mujer. Mea culpa si no me he preparado lo suficiente para saberlo y defenderlo a capa y espada (y miren que lo he intentado, aunque no leyendo artículos científicos, que debería). Mea culpa que asumo. Pero me pregunto si el activismo debe ser de bandera, al aire libre y expuesto (y muy leído), o puede ser de puertas para adentro, o de simple presencia activa (de intuición, aunque sea sesgada por necesidad). Vamos, que yo puedo ser feminista sin ponerme la etiqueta, sólo porque defiendo con mi día a día lo que me parece justo y equilibrado y no permito que nadie abuse de nadie en mi presencia (o fuera de ella). Y cuando digo abuso digo cualquier tipo de abuso: acoso laboral, maltrato infantil, abandono, etc.

Por otro lado, Clara Grima se ha quejado de esa rama violenta del feminismo (¿o es otra cosa y estas personas se autoetiquetan erróneamente como feministas?) que asusta: la que pone sobre el hombre la culpa de todos los males… Vamos, que eso de saltarle al género masculino al cuello no es buscar la igualdad (como dice Barbie). A Clara, como a mí, no le gusta que le digan cómo tiene que pensar, ni cómo de feminista tienes que ser para ser una buena feminista. Tal cual. Y me imagino que no le gustará que aterroricen a sus hijos diciéndoles que son violadores en potencia. Es que eso da mucho susto. El mismo que le da a una mujer pensar que puede ser agredida sólo por el hecho de ser mujer. Vamos, que aquí todo es cuestión de miedos.

Personalmente, creo que la cosa se ha liado. Barbiejaputa: tu respuesta ha sido redonda, pero eso no era de lo que se quejaba Clara. A mí me agrede leer eso de que todos los hombres son violadores en potencia. Vale que luego lo explicas y tal, pero me sigue pareciendo agresivo. Si así consigues llamar la atención sobre tu/mi/nuestra causa, me parece bien. Pero no puedes obligarme a que me guste tu estilo. O imponerme una forma única de feminismo (¿acaso existe?).

Dicho lo cual, esto no es más que ruido añadido a una pelotera que, en mi opinión, ha sido totalmente innecesaria, porque se trata, finalmente, de una cuestión de formas, y no de fondo. Cada cual, desde su trinchera particular, y a su manera, hace lo que puede lo mejor que puede.

Con matices, sí, pero creo que en el fondo estamos todas de acuerdo. Os guste o no.

 

Un comentario

Deja un comentario